Por Gilberto Lastra Guerrero
Andrés Manuel López Obrador erige el país en la conciencia colectiva, en un limbo. En su país, no el nuestro.
El México al cual arrancarle seis años a su historia para ser un emblema nacional. Pero en ese hoyo negro de tiempo las estadísticas de pobreza y crimen aumentan.
AMLO crea esa neblina de la metapolítica, esa nébula retórica, mitad historia mitad para envolver simpatizantes y a los beneficiarios de los programas sociales. México secuestrado en palabras.
En vocablos anudados a las gargantas de sus seguidores y se escuchan en las calles, en los canales de televisión. No dudo que en los hogares de la gente.
Por las entrañas de la comunicación en México se repite con altiva frecuencia: No mentir, no robar, no traicionar. Una estampa similar al decálogo de los cristianos. Tampoco se puede dejar de lado que sean tres verbos.
Cualquier triada es perfecta, como es el mismo número en la cábala. Coincidencia o no, un prístino evangelio se conjura desde Palacio Nacional.
Ese lenguaje del oficialismo mexicano en la era de Movimiento de Regeneración Nacional, es una letanía creada para no responder a la tolerancia.
Morena se esconde detrás de esos mensajes de esperanza, se acorazan caciques, políticos vencidos por sus propios partidos o simplemente se colgaron de la estela del paso de AMLO por la política mexicana. Los pregoneros de la figura retórica que es la Cuarta Transformación a la fecha, luego de tres años, no varían ni su discurso, ni la manera de seducir al poder en la República.
El Presupuesto de Egresos de la Federación sin cambios a la propuesta hecha por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
La aprobación del presidente es de más de 60 por ciento. Pero la política pública no cuenta con los mejores números. Los mexicanos califican como “mucha” la corrupción: conducta donde se resume la mentira, el robo y la traición.
En todo caso es una percepción de los ciudadanos, pero una realidad en las noticias diarias. Y no es que AMLO compita con ellas, para eso creo “Quién es quién en las mentiras” a manera de juicio sumario de los creyentes de la Cuarta Transformación entonado Ana Elizabeth García Vilchis.
La misión kamikaze de la chica es desmentir al periodismo mexicano de un Gobierno ineficaz e improvisado. Sostener los contraargumentos sin datos y sin conocimiento incluso del tema, se arremolina en su garganta al grado de hacer la tartamudear. ¿Cómo ocultar la realidad al caer encima?
La Cuarta Transformación es más ficción que la política misma. AMLO desmantela a México desde el lenguaje y luego en la justicia: no hace más de dos semanas, se corrió el rumor del despido de peritos y agentes del Ministerio Público de la Fiscalía General de México. Sin la materia prima para investigar la justicia estará en un pantano de caprichos, y de amenazas desde el poder.
No se investigarán los asesinatos diarios disfrazados de abrazos. Impunidad total. El país estalla desde sus entrañas. El Estado Mexicano se desangra. No dejo de pensar que en que esas muertes son un anuncio velado para evitar las insurrecciones.
Pienso en si en esa tempestad de las “mañaneras”, un día cesaran, si un día no escuchara la voz del presidente, sin esa ficción acuñada como Cuarta Transformación, sanaría de tanta demagogia sin rumbo ni sentido. Por un día se avizoraría el futuro empañado.