Por Gilberto Lastra Guerrero
Liliana Blum abre la realidad como herida, y la sana también. Al menos esa es la sensación que me deja “El extraño caso de Lenny Goleman” (Planeta 2022), su más reciente novela para adolescentes. La idea misma de la pubertad y la conducta y la experiencia para crear un personaje en esta sinuosa etapa de la vida, es complicado.
Pero a lo largo de las páginas de la carrera de Blum, hay un cuidado minucioso de la acción y del pensamiento de los protagonistas. Quizás en este libro más por la temática en medio de la Ley de Talión.
La adolescencia es el preámbulo de lo que será la vida, ese observar el Coliseo Romano enardecido antes que nos lancen a sobrevivir a los leones de la vida adulta. Pero en ocasiones, las fieras son los compañeros de salón o de escuela.
Los bullies son una especie de sanguijuelas robando todo a quien agreden: seguridad en uno mismo, el tiempo que pasan las víctimas pensando qué sucederá al día siguiente, cuando la entrada de los colegios se convierte en el inicio de un bosque donde no se puede advertir nada; ese dolor causado a capricho es una daga que se entierra cada vez más mientras avanzan los meses.
Ese estado de encierro en el dolor que no permite ver el futuro y que las agresiones son temporales.
Pero para una persona abusada no hay futuro, el dolor es un laberinto imposible de salir. Y parecería que la única solución es abandonar al cuerpo por cualquier medio.
Y es ahí donde Blum labra en un instante esa imagen que tanto hemos escuchado a lo largo de la vida, pero es tan poco conocida y vivida por uno de los protagonistas. La claridad narrativa es el marco de uno de los instantes más íntimos del ser humano.
La venganza como un hilo conductor en la vida, el argumento escrito por medio del dolor y la ausencia, tienen algo siempre de sobrenatural, o al menos, todos hemos deseado romper con las reglas de lo natural para alcanzar cualquier propósito.
Y siempre acudimos a ese conocimiento antiguo, milenario que aún nos abreva en las venas. El pensamiento místico, los hombres de barro como en los libros de la genealogía del mundo ancestral.
Otro de los aciertos del libro: la fantasía en una narrativa bien llevada en medio del dolor y de los pensamientos de los personajes. Cada parte se vuelve complementaria en un plano donde lo incierto de las hormonas, la inexperiencia y el dolor se aglutinan en argumentos, acciones y vistas a un pasado remoto para traer del tiempo al ser vengador. Es un relato rico en dimensiones temporales que ofrecen viveza a cada integrante de la trama. Es una experiencia que ahonda en la naturaleza humana con claridad en la mente de los personajes aún en los momentos más extremos. Y la vuelve entrañable.