Por Eduardo Treviño
Sin duda la pandemia vino a movernos a todas y todos nuestra manera de relacionarnos; el miedo, la incertidumbre han estado latentes, meses de estar en pausa, el planeta tierra se ha dado un respiro, pero nosotros como humanidad ¿seguiremos actuando de la misma manera?
Son momentos de empatía, de sanar, de estar bien tanto en el interior como en el exterior. Seres queridos que han partido de este plano.
Las personas por naturaleza somos seres individuales que tomamos nuestras propias decisiones pero también al pertenecer a una comunidad o círculos en los que nos desarrollamos somos seres sociales.
Las expresiones artísticas que en su mayoría son creadas para compartir con las y los demás, como varios sectores, se han visto fuertemente afectadas.
Y aunque inmediatamente se aprovechó el uso de la tecnología y de la internet, para ser un vínculo de comunicación con nuestro mundo exterior, poco a poco el desgaste y la cotidianidad provocaron problemas que pocas veces ponemos atención como es principalmente la salud emocional y mental.
Nuevas modalidades surgieron o al menos experimentos como hacer teatro en vivo o grabado, apropiando elementos que tienen que ver con el lenguaje cinematográfico o televisivo, dándole el nombre de lo virtual.
Y cuando poco a poco por medio de un semáforo epidemiológico nos autorizaron reuniones presenciales con cierto número de personas, continuaron las propuestas híbridas.
¿Qué ha sido de todas las personas que perdieron sus empleos? Hablando del tema escénico, los teatros tuvieron que cerrar, desde los técnicos, personas de producción, actores, actrices y el público, ya no pudimos regresar por un largo período.
La manera para entretenerse para cierto sector de la población fue el contenido en streaming, donde surgieron propuestas de plataformas con funciones de teatro y un sin fin de variedad de películas y series.
¿Qué sigue?
Pero nuevamente el recurso se agotó y ahora ¿qué sigue? Hay cosas que llegaron para quedarse, modalidades que no se habían experimentado y dieron resultados, pero al tener la oportunidad de estar involucrado como invitado en diferentes festivales artísticos y culturales escuchó una constante de las personas, “ya queremos algo presencial”.
Disfrutar de espectáculos en vivo, deportes, de un concierto, de una película en una sala de cine, de una obra de teatro, es una experiencia que se comparte y eso es lo que alimenta una parte de nuestro ser.
El teatro, el cine, las artes, son oasis en medio de la pandemia, porque mientras el sector salud hace su trabajo también quienes nos dedicamos al entrenamiento nuestro trabajo se evoca en las emociones, en poder dar un suspiro en medio de todo lo que sucede en nuestro entorno.
No hay una fecha concreta de que esto termine pero no podemos vivir con miedo, el miedo paraliza y necesitamos cuidarnos para seguir disfrutando de la vida en sus diferentes matices.
¿El teatro desaparecerá? No, al contrario, tal vez lleve su tiempo para regresar con la mayor seguridad a un recinto, pero el teatro se hace también al aire libre, creo que está en nosotras y nosotros, seguir compartiendo.