Gilberto Lastra Guerrero
Jesús Lemus en su último libro “El Fiscal Imperial” detalla de la manera más minuciosa, no sólo el presente del Alejandro Gertz Manero, sino cómo la vivencia dos generaciones atrás conformaron un personaje ataviado de venganza y ahora con los hilos de la Fiscalía General de la República intenta moldear a capricho la historia mexicana.
Los hechos y las repercusiones legales al interior de la Fiscalía General de la República en México desnuda a un hombre nacido para la venganza más que para la justicia. No hay afrenta impune hasta quebrar el destino de algún rival o enemigo, incluso interés de Gertz Manero. En el país, se vive un medioevo legal por la longeva vida de un hombre nacido para el encono, sin un freno ni legal ni político. Pero tan esforzada su hazaña para hacer lo que le venga en gana, como eliminar cada una delas huellas dejadas en el camino.
La única apología del delito es la impunidad y Gertz la disemina de manera indiscriminada, A la violencia en México se le aviva sin investigaciones y más sin judicialización y sentencias. ¿Cuántas víctimas no alcanzaron justicia por un hombre? ¿Cuántas vidas truncadas deja?
Son varias las formas de abordar el libro, desde la recreación del personaje histórico, el burócrata con una camaleónica sagacidad para mantener los hilos de la pugna entres funcionarios a su mismo rango al menos cuatro décadas atrás.
Lemus no solamente es reportero, ya habita la historia contemporánea porque al leer cada uno de sus libros, los hilos van conduciendo a otras historias, algunas ya contadas, pero ahora, alcanzan acontecimientos donde aflora una realidad mexicana muy distinta a la observada en televisores, periódicos o post. Muestra el sitio donde los políticos muestran su rostro real. En el caso de Gertz Manero, no se comprendería sin remontarse a los orígenes alemanes de su familia en México. Y ese gen, del comercio convertido en relaciones con el poder, y el poder se hereda, aunque no sea propio, tal y cual es en la familia del protagonista del libro.
A Gertz Manero se le debe comprender como un hombre que amarró los hilos de la historia contemporánea, tal vez sin conocer el destino de sus decisiones, pero siempre, como protagonista hasta el día de hoy. Lemus los relata con una íntima visión de un reportero forjado en las entrelíneas de los acontecimientos, que refuerza con la investigación de las fuentes justas para sostener los hechos descritos.
Llama la atención los 79 años que Gertz Manero añejó una venganza. Lemus lo detalla con exactitud en cada capítulo, cada hecho, genera una imagen fiel de un hombre al que poco se ve en televisión pero aparece tanto en la palestra la opinión pública, siempre como villano.
A la par de su ejercicio en el Gobierno, el rencor con competidores, con quien mantuvo una tensa relación de poder desde hace más de cuatro décadas. Gertz Manero también con un aire trágico parecería hace una suerte de dramaturgia, porque el arte, es una forma de comprender el mundo, aunque ahora se ajusta a sus revanchas
Siempre desde la sombra observa y calcula, espera el tiempo necesario para su venganza. Pero también supo en su momento, facilitarse el trabajo futuro cuando fue diputado. Habla esto de un hombre con la mira fija en lo que vendrá, al menos en lo que va del siglo corriente. Durante tres décadas forjó una serie de relaciones que en el ahora presente le abrirían las puertas de vuelta a la Fiscalía General de la República, donde repite acciones como en Operación Cóndor en la década de los 70 del siglo pasado.
Ese es el valor de este libro, da la certeza informativa de uno de los actores más oscuros de la historia moderna mexicana. Y desde la perspectiva del texto, se comprende de una manera clara y pormenorizada. Y lo más lamentable es que Gertz Manero ha eliminado todo huella de su actuar por la historia moderna, salvo los escándalos que han mostrado ese rostro que es la efigie del poder comprado, y milimétricamente utilizado.