En un tiempo en el que la vida de las mujeres en el territorio mexicano se mantiene en riesgo constante, el Día de la Madre se celebra luchado. Así lo consideró Rosa María Rocha González, madre de Danna Milagros Cigarroa Rocha, quien apuntó que el ser parte de Madres Poderosas es un primer logro no sólo para ellas sino para la región.
Esta colectiva lucha incansablemente por visibilizar los casos de feminicidios ocurridos en la zona metropolitana de la Comarca Lagunera, de la cual Torreón es la ciudad eje, trabajo que ha permitido apelar y obtener sentencias que consideran justas para dignificar la memoria de sus hijas.
“A Danna Milagros me la asesinan el 11 de octubre de 2015. El primer logro para nosotras como Madres Poderosas es haber formado el colectivo porque agarradas de las manos de la Red de Mujeres de La Laguna y otras asociaciones que han andado con nosotras abriéndonos estos caminos y las puertas, hemos podido pedir la justicia por todas nuestras hijas y alzar la voz por todas las que ya no están”.
Rosa María explicó que cuando su hija comenzó a sufrir violencia al interior de su hogar, interpuso una denuncia en el Centro de Justicia para la Mujer en Torreón. Y pidió protección ante las amenazas de muerte que le decía con cierta regularidad su esposo.
“Él le decía que iba a agarrar un cuchillo y que la iba a matar, por lo cual se los hizo saber en el Centro de Justicia y el expediente que les abren para seguir el procedimiento, lo hacen para divorciarla y no para dar la protección que ella fue a pedir. Ella les dijo que tenía miedo de que su esposo se enterara de que se quería divorciar y la asesinara, porque él no quería que lo dejara, pero ellas la regresaron a la casa con la papelería de un divorcio y no con la protección que requería”.
La denuncia la interpuso Danna el 19 de mayo del 2015 y cinco meses después, su esposo la asesinó exactamente como ella lo denunció. Tomó un cuchillo de la cocina y le quitó la vida.
“Ella pidió protección y todas las víctimas se acercan a estos centros no para ser juzgadas o criticarlas, pero es lo primero que ellas reciben con frases como ‘Algo debías haber hecho’ o ‘¿Quién te tiene allí?’. Ella fue al Centro de Justicia para la Mujer para pedir protección, la cual no le dieron”.
El agresor fue detenido y se encuentra preso. Esto se pudo lograr porque un sobrino de Rosa María estuvo investigando y al hacer la labor del ministerio público, dio con el domicilio donde se había ocultado el agresor.
“Cuando se entera dónde está, fue y les dijo. Hicieron el rondín de la casa donde estaba, con la mamá, y él ya andaba arriba de las azoteas queriéndose escapar. Lo bueno es que mi sobrino pudo convocar a más patrullas, porque sólo habían mandado una, y lo agarran en ese momento. Le dijeron a mi sobrino que podía golpearlo y él respondió que no, que así como lo agarraron se lo llevarían para que después no digan que fue un operativo mañoso”.
Después de un año y medio, en marzo de 2017, el homicida recibió una sentencia de 24 años, por lo que Rosa María apeló. La sentencia se modificó y alcanzó 30 años de prisión por el delito de uxoricidio, es decir, el asesinato de una mujer a manos de su marido. Ello debido a que no se respetó el protocolo donde toda mujer violentada tiene derecho a protegerse a través de una alerta de género.
“Mi nieta dio la declaración de cómo habían pasado los hechos y aún así tipifican como uxoricidio por lo que dicen que solamente mató a su pareja pero no tiene las implicaciones de amenazas constantes, el abuso antes del feminicidio. Y mi hija estaba en el rango de feminicidio porque fue y les dijo que era amenazada, que fue violentada durante mucho tiempo. Tenía todos los agravantes pero por no hacer su trabajo tipifican otra cosa y les dan una sentencia menor. ¿En dónde están las leyes?”.