En un andar que las ha llevado a los predios más alejados y siniestros para buscar a sus hijos hasta debajo de las piedras, este jueves 2 de diciembre decenas de mujeres que integran las Fuundec, Grupo VIDA y la colectiva Madres Poderosas, realizaron una peregrinación de la Alameda Zaragoza a la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe.
Su objetivo fue visibilizar los delitos de desaparición forzada y el feminicidio que en la región se ha incrementado de forma alarmante.
Angélica Martínez Díaz, integrante de las Madres Poderosas, indicó que son seis años los que ha luchado para que el caso de su hija Claudia Alejandra, avance en cuanto a las investigaciones y se dé con el paradero de su agresor quien le quitó la vida una noche previa a la navidad.
“Hay que seguir luchando y pidiendo justicia por nuestras hijas que fueron asesinadas, pedimos que nos ayuden, que si han visto a los culpables que nos echen la mano y los reporten a las autoridades, y que las autoridades pongan más atención en los casos porque cada vez son más.
“Mi hija se llama Claudia Alejandra Gámez, fue asesinada el 24 de diciembre de 2015, para esta navidad van a ser seis años y el asesino sigue prófugo, él se llama Vicente Alba Martínez. A ella la mató en el Cerro de la Cruz. Desde entonces andamos en una lucha inquebrantable, porque no se hace justicia. Preguntamos qué avances hay, en qué van las investigaciones y me preguntan los MP qué he sabido. Les respondo que ellos son los que deben decirme y pues no me dicen nada. Hasta la fecha ni copias del expediente he podido tener yo”.
Con sus hijos de la mano o apoyadas por carreolas, las mujeres avanzaron por la avenida Juárez hacia la iglesia. En el camino el obispo de Torreón, Luis Martín Barraza, se integró al contingente, validando así la lucha de las mujeres que obliga a las autoridades locales a desarrollar nuevas estrategias para la identificación de personas desaparecidas.
“El evangelio me apresura, me apremia como dice San Pablo, el evangelio que es cercanía, como lo hizo Jesucristo ahí donde había muestras de fe pero también de necesidad de sufrimiento: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, así midió Jesús su misión y siento esa invitación a acompañar la vida de la gente tanto en las esperanzas y alegrías como en las tristezas y sufrimientos.
“El sermón es esto que estamos viviendo porque las palabras se las lleva el viento, el sermón es cercanía, presencia, dios los ama, los acompaña y nos pide conversión también, no es nada más es que nosotros necesitamos o tenemos la razón. Dios quiere que nuestra vida cambie para que nos afiancemos más en él. Nos pide confianza para construir nuestra vida sobre roca y la roca es la palabra del señor. Tal vez construyendo sobre roca nuestro deseo de justicia”.