Por Gilberto Lastra Guerrero
Cuando uno es niño, la imaginación es una forma de la realidad ante lo que no vivimos todavía. Al crecer, la experiencia se vuelve un espejismo, un pantano tanto por la insania mental propia y la ajena.
Además de la colectiva. Los años pasan y el comportamiento de la gente es cada vez más incomprensible, al menos para mí. Todo me recuerda a la Edad Media, los males eran atribuibles a Dios, pero también el ejercicio de la maldad con el permiso de la deidad y con saña potenciada.
Podría culpar a la pandemia, pero el covid-19 sólo mostró el espectro mental de la gente, un panorama reducido en la normalidad. Hoy, es inevitable atravesar el destino con una hoguera por dentro y ese fuego no son más que sus recuerdos y malestares.
¿Cuándo dejamos de tener conciencia de nosotros mismos para ser presa de nuestro propio resquemor? Las enfermedades mentales se mimetizan en soberbia, manipulación y relaciones abusivas.
Durango es una ciudad pequeña, y parecería que en hoyo de gusano de 2022. A diario me topo con personas que sus palabras al saludar salen de la boquilla de una pistola. Pero los frena la realidad, incluso hasta su propia cobardía. ¿Cuántas mentadas de madre me seguirán con la vista a diario? Creo que sirve de mucho en estos momentos, donde la animalidad hablada de la gente se manifiesta de tantas formas.
En lo particular, como (h)artista, me llama poderosamente como cualquier individuo intenta manipular a los que lo rodean, casi siempre sin éxito. Son fallidos intentos colonialistas entre individuos, incentivados por el fracaso.
O siempre son para un fin destructivo. Los manipuladores buscan con quien lanzarse al vacío. Relaciones, redacción, vidas echadas por la borda por sujetos no aptos para su propia realización y buscan lanzar a los demás, aunque deberían ser ellos mismos.
¿De qué trata la vida así? Veo tanta gente con ese gusano de la enfermedad mental como si fuera una horda de zombies en la calle, en las oficinas, en mi familia. Es tan poco comprensible la comunidad entre seres humanos.
La realidad está torcida, varada en pensamientos insondables y malas intenciones. La mediocridad hace nacer villanos, tan pobres, como su mediocridad que han inundado la sociedad de su mala vibra. Tanto, que ahora todos necesitamos algo de salud mental.