Óscar y Carmen se sientan tímidamente. La mirada abajo y las manos escurridas entre las piernas. Saben que no están solos en su andar, búsqueda incansable por encontrar a su hijo Jesús Daniel Flores quien desapareció la madrugada del primero de mayo de 2010 en Torreón.
Era sábado y Chuy salió en motocicleta con su novia a buscar a un amigo. De regreso a casa, ubicada en la colonia Residencial del Norte, se toparon con una fiesta donde habían hombres encapuchados y armados quienes desde dos camionetas les exigieron detenerse y bajar. Ella lo hizo. Jesús al ver los rifles emprendió la marcha de nuevo.
Tras se preseguido regresaría a buscarla. Dos vueltas en el sector sin encontrarla. Una tercera le costó toparse con sus captores sin poder evadirlos; al entrar a una calzada donde se coloca un tianguis las llantas casi lisas de su Yamaha 750 derraparon entre la basura. Jesús se estrelló sobre un taxi. Ahí detuvieron los vehículos.
Unos hombres lo levantaron y encajuelaron. Después otros en una camioneta recogerían la motocicleta. Desde entonces sus padres no lo han vuelto a ver. La desaparición ocurrió al filo de las 12:15 de la noche.
-¿Quién les ayudó a reconstruir los hechos? Se le pregunta a la pareja.
Contesta Carmen: -Personas que vieron.
Tercia Óscar: -Personas que se acercaron a nosotros nos contaron los hechos. La denuncia la puso la novia de mi hijo pero creo que no estuvo bien fundada. Como estaba asustada perdió la noción de todo. Además intentó pedir ayuda. En ese momento había gente vendiendo hamburguesas, taquitos. Ella pidió ayuda y nadie se la quiso dar, al contrario, la retiraban: “Váyase de aquí porque no queremos problemas”, y nosotros vivimos como a cinco cuadras de ahí, fíjese.
A la chica no le pasó nada, de hecho se presume los jóvenes no eran realmente el objetivo. La pareja considera que podrían haber sido inicialmente víctimas de despojo de vehículo pues Carmen asegura que a la muchacha sólo la vieron para luego irse detrás de su hijo.
El trato en la delegación de la Fiscalía fue rudo. Carmen acompañó a la chica a interponer la denuncia pero fue desalojada de la sala: “Me dijeron ‘Usted no, nada más la persona que estuvo en los hechos. Usted no, usted no vio nada. Que entre nada más ella y que haga las declaraciones’”. A Óscar le parece se aplican tácticas intimidatorias. Se aprovechan de que las víctimas no recuerdan nada.
Es mejor emigrar y no volver
El progreso de zona metropolitana de la Comarca Lagunera y la frase empresarial que presume se ha vencido al desierto quedaron desvencijados tras la confrontación abierta que realizan organizaciones criminales desde el año 2007 al pelear territorio. Los Chapos, del lado de Durango y los Zetas, ubicados en el poniente de Torreón, disputan supremacía en tanto la población en oleajes o crestas de inseguridad debió acostumbrarse a no pasear, no ostentar, no vivir fuera de su casa.
No es para menos. Como si hubieran leído El Príncipe de Maquiavelo, los sicarios dejan mensajes ocultos y explícitos no sólo a los amigos y enemigos sino a quienes transitan la región en automóvil o a pie. El día que se entrevista a los padres de Jesús Daniel en menos de 24 horas se debió consignar el hallazgo de 8 ejecutados. La mayoría en Torreón. Dos en zonas estratégicas de Gómez Palacio, Durango: uno en el parque industrial y otro más en el interior del penal.
El mismo día de la entrevista para despojarlo de su automóvil, un médico fue asesinado afuera de la clínica del IMSS en la misma ciudad duranguense. Las operaciones de los cárteles se confunden con pillerías y por ello los narcotraficantes hacen aclaratorias dejando mensajes en mantas, vía internet en Youtube o con carteles colgados en los cuerpos descuartizados de sus imitadores.
Óscar lamenta que el menor de sus hijos tuviera arraigo en su país: “Yo estaba en Estados Unidos cuando pasó esto, me hablaron por teléfono y me vine en el primer vuelo que encontré”. Recuerda cómo reconocía a México desde el extranjero. Antes al ver las noticias odiaba lo que sucedía: extorsiones, secuestros, robos, matanza. Era algo inimaginable. Ahora lo odia desde dentro; en el país y con la terrible experiencia personal de no saber dónde está su hijo que sólo se dedicaba a trabajar y pensaba continuar sus estudios.
En el plano microsocial el comercio de Torreón por tradición, la zona centro, muere a las siete de la tarde. El crecimiento del empleo se frenó en la ciudad. Los negocios pequeños se controlan por fuerzas ilegales. La contratación de personal en los grandes establecimientos está anulada. Y todo gira en torno a la seguridad, cada día más endeble.
“Va uno al centro y a partir de las 7 u 8 de la noche ya no hay gente, por eso mismo no ha habido más empleos porque los negocios no tienen para pagar; cómo van a contratar personal si no hay dinero que entre, además los siguen extorsionando y tienen hasta miedo los encargados de los negocios; los dueños cómo van a contratar si ya no tienen ni para darse la vida que tenían antes”.
Óscar reseña. En la región pura incertidumbre, pérdida de empleos y especulación laboral. “Cómo les van a pagar lo mismo si no tienen o la gente lo que quiere es mantener el trabajo. Centros comerciales como Soriana Centro rechaza si viven en colonias de la periferia: ‘Que vivo en La Polvorera, en La Compresora, La Constancia…, Sabes qué, no te podemos contratar porque vives en colonia de alto riesgo y a veces tienes que salir tarde y tenemos que pagar taxi porque el camión a partir de las 8 de la noche no pasa’. La gente quiere trabajo pero no los dejan”.
Cuando regresó a México Óscar tenía dinero en reserva. A la vuelta de casi un año de búsqueda se terminó, lo que impide rastrear a su hijo en otras ciudades. La pareja sufre endeudamiento y su única salida fue establecer un negocio de comida en la calle aún con el temor de sufrir algún percance. Dos de sus hijos viven en Estados Unidos pero sus condiciones económicas no están fortalecidas para apoyarlos.
A los once años de edad Jesús Daniel se instaló en los Estados Unidos. Regresó a los diecisiete preparado, dominando otro idioma e inserto en la mentalidad del trabajo. Sólo regresó a la Unión Americana para juntar dinero y poder comprar en México un auto deportivo. Al concretar su sueño empezaría su pesadilla. Constantemente era seguido por hombres que codiciaban su vehículo. Decidió cambiarlo por una motocicleta. La historia ya ha sido contada.
Su padre dice, se trata de los sueños propios de un joven sano que no bebe, fuma y no tiene siquiera un tatuaje. No sabe bailar. Su hobbie era limpiar su moto, mantenerla en óptimas condiciones. Trabajaba y pensaba retomar sus estudios.
Sobre la investigación los ministeriales no aportan, sólo piden les den novedades: “En vez de que nosotros preguntemos qué noticias nos tienen, somos nosotros los que tenemos que dar información, ellos nos preguntan a nosotros, el comandante Montes dice: ‘¿Qué noticias me tiene, qué ha sabido, qué ha investigado? Hasta mejor se queda uno callado”, confirma Carmen quien encontró en Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila (Fuundec) más apoyo y solidaridad.
Sin embargo Óscar insiste en que se debe poner más atención y presión sobre los tres órdenes de gobierno: “Cuando todavía no pasaba esto y yo estaba en Estados Unidos, tenía miedo de que Chuy estuviera aquí, les decía que se fueran conmigo; lo que pasaba aquí me daba mucho coraje. Ahora que me pasó esto tengo mucho más coraje”.
Calderón, como niñito dios
A la pareja se le pregunta su percepción sobre la última visita que realizara el presidente Felipe Calderón a Torreón. Visita que fue ensombrecida por el Estado Mayor Presidencial al colocar tráileres en el estacionamiento del hotel Crowne Plaza para invisibilizar a las mujeres que a través de Fuundec piden a las autoridades atención para esclarecer los casos de desaparición de sus hijos.
Calderón ha visitado en cuatro ocasiones la ciudad con fines sociales. La primera para bautizar a la hija de Guillermo Anaya Llamas: la seguridad pública ya estaba en crisis. La segunda para ser testigo de honor en la boda del entonces presidente de la mesa directiva de la cámara de diputados Jorge Zermeño (a quien envió luego como embajador a España): ese día se trasladaron al anfiteatro del Hospital Universitario los cuerpos de tres ejecutados.
La tercera para comer con empresarios agremiados a la Cámara Nacional de la Industrial de la Construcción. Y está última ocurrida en abril para comer con comerciantes y empresarios de gran escala a invitación de la Cámara Nacional de Comercio que como voz empresarial pidió hablar y actuar bien por México.
Óscar responde la pregunta con una analogía: “La visita del presidente Calderón es como si fuera… un niño dios, que lo traen aquí, entre las manos, adorándolo, pidiéndole milagros. Es como un niño dios: no habla. No ve. No ve nada malo. Es como un niño dios que lo adoran pero él no hace nada. El niño dios verdadero pasó hace 2 mil años, luego fue Cristo; creció, murió y está en el cielo. Ahora tratan a Calderón como si fuera un niñito dios de barro: que lo adoran y que le piden pero no hace nada. No da nada a cambio. Está vacío.
-Además yo oí que dijeron que Calderón no vino a ver manifestaciones, él nada más viene a hablar con los empresarios, sentencia Carmen.
Ambos estuvieron presentes en la manifestación pacífica y consideran una falta de respeto grave el hecho de intentar invisibilizarlos toda vez que sus necesidades son apremiantes y giran en torno a la vida y seguridad de las personas.
“Lo que hicieron fue una falta de respeto al ponernos unos trailers ahí para que no se diera cuenta, o para que no nos viera que estábamos ahí, aunque nosotros tenemos un problema muy grave. Nuestro problema es de vida, no de supervivencia de algunos negocios. Nosotros estamos pidiendo vida para nuestros hijos y vida para nosotros. Pedimos vida y seguridad. Que pongan más atención en toda la gente porque la población ya perdió la confianza, no sólo en Calderón sino en todos los partidos políticos.
Continúa Óscar: “Que se den cuenta de la estadística que le dieron a la gente, que son 33 mil muertes con respecto al crimen organizado. Esto es una guerra brutal porque en una guerra oficial habría menos muertos, no se atacaría a la población y estas muertes son silenciosas, no ocurren, nadie se da cuenta; nadie sabe cómo aparecieron los cuerpos decapitados, desmembrados o simplemente encintados. Nadie da cuentas. Están asesinando gente a escondidas de todos, silenciosamente. Y cada día son más.
“Que se den cuenta los partidos políticos en las próximas elecciones, de tanta gente que tienen registrada para votar, de toda esa gente que no va a votar; no van a votar las personas que han aparecido muertas. Lo único que les interesa a los partidos políticos es el poder, sólo quieren más dinero y más poder; ellos tampoco se quieren dar cuenta de las pérdidas humanas que están pariendo por ese poder que quieren”.
Mientras Óscar intenta explicar lo que ocurrió, Carmen sufre una introyección. Su vida como su pensamiento es hacia dentro. Lo único que quiere es encontrar con vida a su hijo: “Yo qué puedo decir. No tengo esperanza. Con todas las personas que dicen que tienen tres años con sus hijos desaparecidos, qué puedo esperar yo. Sólo le pido a dios que nos ayude y que de verdad aparezcan nuestros hijos”.
En ese momento Óscar también se acoraza. Después de un espacio solo le queda el silencio y el llanto.